Clive Rosfield, el héroe del pueblo.

    Cuando pienso en FFXVI pienso en una época en la que los juegos eran más sencillos; aspiraban a entretener con una jugabilidad divertida sumado a una historia que podía ser o no ser envolvente, eso era suficiente e incluso lo puede ser a día de hoy pero cada vez le pedimos más al medio de los polígonos y muchas veces es insuficiente. Precisamente yo antepongo una buena narrativa y lore frente al apartado jugable y si que es cierto que en la mayoría de casos te encuentras joyas que si no fuese por esos aspectos jamás serían conocidas o queridas por el público.



    FF es una saga desconocida para mí, dieciséis entregas numeradas y tantos spin offs que me parecía abrumador, como mucha gente yo era de los que pensaba que eran piezas de un todo y que por ello jamás entraría a descubrir sus mundos cargados de fantasía, épica y personajes inolvidables. En 2020 con la llegada de las nuevas consolas se anuncia este FFXVI y no me cautivo desde un inicio por todo lo que expuse anteriormente pero sí que con el tiempo descubrí que funcionaban de manera independiente y tras jugar FFXV con Irene pensé que quizá podría darle una oportunidad a este XVI que parecía tan repleto de fantasía oscura y tejemanejes políticos a los "Juego de Tronos". Con cada trailer algo se iba despertando en mí que ansiaba poder jugarlo; el diseño de su personaje principal me volvía loco, esa jugabilidad que abandonaba los turnos decidiendo enfocarse en una tipo "hack and slash" a lo Devil May Cry me llenaba de curiosidad y en algún momento hice click y en septiembre de este mismo año 2023 lo instale en mi consola y me empapé de su mundo, su narrativa, de su forma de construir a unos personajes que son el corazón de un juego al que he terminado amando y que se ha convertido en uno de los mejores títulos de este increíble año.

    Para la jugabilidad como comentaba anteriormente se abandonó el sistema por turnos y se adopta un sistema de combate basado en la sucesión de ataques rápidos con magias y potentes habilidades especiales. No lo negaré, el RPG que hacía a los FF excelentes en su ámbito aquí no existe, y la subida de niveles es casi anecdótica más allá de poder realizar alguna cacería secundaria. Aquí la clave está en un combate que aun siendo bastante sencillo e imposibilitando realizar múltiples combos a puro espadazo se siente dinámico y fresco en cuanto vamos actualizando nuestro arsenal de magias elementales gobernando a esos "Eikons" de "Valishtea". Es tremendamente adictivo y dotan de una fuerza de atracción sin igual a nuestro protagonista Clive Rosfield que es el alma de esta historia junto a unos personajes que complicado veo que pueda olvidar alguna vez.



    Jill es fuerza, pasión por hacer lo correcto, valentía y audacia sumado a un tierno carácter. Cid es perspicacia, una figura paterna eterna, profundamente carismático y sarcástico. Joshua es el calor que te da esa persona cuando lo ves todo perdido, es inteligente como pocos, sabio y capaz de levantarse todas la veces que sean necesarias con tal de hacer su cometido. Y Clive es... la llama que todo lo arrasa, la fuerza para hacer el bien sin descanso, es fuerza de voluntad y adalid de la justicia en un mundo perverso donde el mismo pierde su nobleza y aprende desde lo más bajo; porque ante todo, Clive Rosfield es un hermano, un igual. Todo ello sin desmerecer a otros personajes que son clave y aportan muchísimos valores y características esenciales como Gav, Dion o Barnabás.



    Por eso entre que destruye portadores de eikon y salva a sus amigos también es capaz de hacer, y por banal que suene en un juego de estas características, recoger unos ajos, unas flores para un compañero enfermo, matar a unos monstruos que acechan la pesca de una aldea o ayudar al herrero de la guarida a que simplemente se sienta bien; son acciones que convierten a Clive en uno más. Muchos dirán que en ciertos momentos, este tipo de misiones cortaran el ritmo de la aventura principal, pero para mí tienen justificación y sentido además de que la mayoría son secundarias que a su vez recomiendo hacer, pues en algunos casos mejoran la narrativa principal otorgando detalles a la trama y desarrollo de personajes.

    Amo la forma que tiene este título de presentar su conflicto y tramas, el prólogo es intenso y profundamente interesante dejandote un "cliffhanger" al que no podrás resistirte a ver como continua. Simplificando, es épico, es intenso y sabe cual son sus momentos para brillar y vaya que si los tiene controlados pues hay secuencias de levantarse del sofá y gritar para que Clive destruya todo lo que tiene por delante. Las batallas de Eikon tienen un cuidado y trabajo descomunal sumergiéndonos en colosales luchas entre mastodónticas bestias capaces de destruir ciudades de un pisotón y es en esos momentos cuando pides que nunca acabe porque te sientes en la cúspide de la épica. Tranquilo porque hay casi una decena de ellas a cada cual más bestial y legendaria que la anterior. A ello se suma una magistral banda sonora compuesta por Masayoshi Soken que acompaña algunos de los mejores momentos del juego con elegantes piezas cargadas de nostalgia, fuerza, ilusión y pasión, introduciendo el sistema "Mini Soken" haciendo que la música sea más dinámica pues con esto es capaz de cambiar el ritmo y el volumen al que suena en tiempo real durante la partida.


 

    Y para acabar tan solo quería decir gracias a Ben Star, actor que interpreta a Clive Rosfield en esta aventura, por entregarnos a un personaje inolvidable en el que pienso cada día pues para mí ya es un símbolo en este mundillo de los videojuegos y del que deseo ver pronto en esos DLC anunciados para FFXVI. Ojalá ganes la mejor interpretación para los Game Awards porque nada más me haría ilusión de dichos premios. Ahora estoy cargado de ganas de adentrarme en el mundo de FFVII y ver la mítica historia para ver si me cautiva tanto como la del presente XVI. Gracias por leer hasta aquí y pronto subiré otro post, hasta luego!

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