Unas notas sobre...Night in the Woods

    Para inaugurar esta sección del blog, comenzaremos hablando del título independiente lanzado por Infinite Fall y desarrollado por Alec Holowka y Scott Benson, siendo éste último el artista al cargo del diseño y el rico apartado visual del juego. 
    Nos encontramos por tanto con un juego que nace de un pequeño equipo, sin presiones de grandes compañías ni el cerco creativo bajo el que se encuentran muchos de los títulos exitosos y de grandes estudios que tenemos hoy día, que provoca casos tan aciagos como el reciente CyberPunk 2077. Y enlazando con esto, y buscando terminar la introducción, es importante mencionar el importante apoyo que tuvo el juego en su proceso de creación por parte de la comunidad de Kickstarter, consiguiendo una recaudación de 209.375 dólares, superando con creces el objetivo de los desarrolladores fijado en 50.000, para que nos podamos hacer a la idea del cariño y el impacto que tuvo este proyecto en la comunidad del videojuego. 


    Tras esta introducción, y para poner en situación al lector que no conozca el juego o que simplemente lo ha añadido a su biblioteca de Epic como tantos otros títulos, procederé a hacer un breve resumen sobre la trama, para poder entrar en situación y saber qué vamos a encontrar principalmente en este juego.
    Encarnamos a Mae Borrowski, una gata que vuelve a su localidad natal, Possum Springs, tras una catastrófica experiencia en la universidad, buscando la tranquilidad y el comfort que supone volver a lo ya conocido, sin esperar que el pueblo donde había crecido estaba atravesando un periodo de estancamiento que no recordaba en su partida. El desarrollo del juego es sencillo, vamos pasando con Mae los días en el pueblo, conversando con los padres de la protagonista, caminando y descubriendo rincones sin explorar donde trabar conversaciones con el resto de habitantes, también animales, pasar el día con el grupo de amigos de Mae de toda la vida, a quienes no nos presentan pero en seguida tomamos una sensación de cercanía como la que tiene la propia protagonista, y quienes se verán envueltos en un misterio que irá cerniéndose sobre este grupo a medida que avancemos en el juego, pero del que no es necesario hablar para no destripar la trama. 


    Las mecánicas que encontramos en el juego son muy simples, asequibles para cualquier persona que se interese por este videojuego. Encontramos un mundo bidimensional donde podemos desplazarnos en lateral con las flechas de dirección del teclado, encontrar algunos elementos de plataformeo a los que podemos acceder usando la barra espaciadora y participar de pequeños minijuegos como las prácticas con el grupo de rock de los protagonistas, consistentes en juegos de ritmo con el teclado numérico como protagonista, así como otros pequeños divertimentos que será mejor que descubráis a medida que avanzáis en el juego. 
    El apartado artístico, tanto visual como sonoro, es brillante. Las ilustraciones, animaciones y diseños corren a cargo de Scott Benson, que hace un uso de los colores y las formas magistral en todos los puntos del juego, consiguiendo transmitir a través de su arte justo las emociones que acompañan a cada momento del juego y dotándolos de una singularidad que se echa de menos en muchos de los títulos de gran tirada actuales, obsesionados con el fotorrealismo como motor visual. En lo personal, donde más he disfrutado el arte de este título ha sido en los fragmentos del juego donde controlamos a Mae en un plano onírico, donde los colores tienen una parte fundamental y consiguen atrapar al jugador en estas breves secuencias. Encontramos un estilo artístico muy placentero para la vista y con mucha personalidad que hace una de las señas de identidad de este modesto juego indie. 


    En lo musical, contamos con las composiciones de Alec Holowka, con una banda sonora muy destacable, que acompaña en todo momento a lo visual con gran efectividad. La música comparte siempre un concepto inicial que acompaña a todas las composiciones, siendo este el misterio, lo desconocido, lo profundo de las preguntas que rodean a Mae tanto en su mundo exterior como en su mundo interior. Consigue darle sonido a los sentimientos de todos los personajes, con los que compartiremos momentos muy intensos y entrañables en lo emocional, cumpliendo con creces el propósito del músico que siempre es el de conseguir plasmar una idea o un sentimiento en un medio sonoro, donde los bajos tienen un gran peso en todas las composiciones, haciendo un poco esa función del misterio latente que nos persigue en nuestro periplo por Possum Springs. 


    Tras este repaso por el apartado técnico y jugable, toca adentrarse en las reflexiones que he tenido sobre el mismo a medida que he ido jugando, así como las conclusiones que dan fin a este artículo. 
    En Night in the Woods tenemos una aventura muy singular en muchos sentidos. Singular en cuanto a que todo lo tenemos organizado en torno a Mae, buscando así conseguir un vínculo entre nuestra felina protagonista y el jugador, cumplir un papel más allá del de mero espectador del día a día de Borrowski, hacer que seamos participantes del fragmento de su vida que nos cuentan en el juego, tomando parte activa de los diálogos con sus distintos amigos, decidiendo en qué orden acudir a los diferentes escenarios que se nos plantean en el juego, disfrutar de atardeceres, de quedarnos por la mañana en la cama, de pasar tiempo practicando con el bajo..., haciendo que toda la experiencia se sienta como una sensación diferente en cada día, alejándonos de las formas lineales del videojuego. Singular es también porque, Night in the Woods no es un juego al que el gran público esté acostumbrado, ya que si bien es cierto que en muchos triple A tenemos grandes construcciones narrativas y de personaje, en esta experiencia se lleva a un paso más y se le da una vuelta de tuerca, ya que nos introduce en un mundo del que no conocemos ningún antecedente pero que nos acoge como si fuéramos la misma joven que se ha visto abrumada por el mundo adulto, y esto lo consigue con la cercanía que muestra el juego con sus personajes a través de las relaciones de Mae con Gregg, Bea y Angus, así como las conversaciones matutinas y diurnas con su padre y su madre, que nos ofrecen ese punto de vista adulto sobre la vida y las relaciones. Cada personaje cuenta con su propio espacio en el juego donde nos hacen partícipes de su dimensión interior, cómo se sienten con respecto al mundo y lo más importante, como se sienten con respecto a su mundo. Tenemos por tanto una de las grandes obras del indie que sin ocupar una gran cantidad de horas, ya que el juego se resuelve en unas ocho, trata como pocas la dimensión personal y las relaciones con nosotros mismos y el mundo, un juego que merece una oportunidad, del que todos podemos extraer diferentes conclusiones y que sin duda no dejará indiferente a cualquiera que se adentre en Possum Springs y en la visión de Mae Borrowski. 

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