¿Qué ocurre con el Hombre de Acero?
Aquí de nuevo, han pasado un par de semanas desde mi última entrada y lo cierto es que ha sido un tiempo ciertamente largo en el que he estado pensado acerca de un idea que rondaba mi cabeza y que me encantaría plasmar aquí, en mi cantina personal. Esa idea es como no, acerca del mundo de los superhéroes, concretamente sobre el padre de todos ellos, el símbolo de esperanza más grande del mundo del cómic, Superman.
Sería especialmente interesante salir a la calle y preguntarle a la gente en que piensan cuando les preguntas por Superman, ¿que opiniones recibiríamos? Indiferencia, gratitud, inspiración, negatividad, desprecio, ejemplo, honor, empatía, etc. Lo mejor de todo es que ni siquiera es necesario salir a la calle para ver todas estas reacciones, en redes sociales son apreciables de igual forma solo que en este tipo de casos las reacciones se incrementan tanto para bien como para mal. Pero... ¿qué ocurre con el hombre de acero? La respuesta es sencilla, estamos experimentando como se está desdibujando la esencia clara y primigenia de un personaje como Superman, y nosotros como consumidores ni si quiera nos estamos dando cuenta, siendo esto lo más preocupante. Evidentemente los personajes deben evolucionar, deben presentar variantes de si mismos y experimentar contextos y enlaces distintos para que no sea monótono, es decir, adoro la imagen tradicional de Batman pero me parece increíble el Bruce Wayne de El Regreso del Caballero Oscuro o el de Kingdom Come, sin dejar de mencionar versiones mucho más bizarras del personaje como el Batman que ríe o el Caballero Sombrío al más puro estilo de The Punisher de la casa de las ideas. La principal diferencia está en que estas versiones son muy especiales y normalmente confrontan con el héroe original, prevaleciendo este y sus ideas.
En un mundo en el que las adaptaciones a la pequeña y gran pantalla son ya totalmente comunes, el caso de Superman es especialmente sonado. Para la figura de Christopher Reeve que aunque es cierto que ya existieron otras adaptaciones, esta fue la más sonada consiguiendo marcar a toda una generación de personas que se criaron y comprendieron la naturalidad del personaje. El actor consiguió integrarse tanto con el héroe que su figura aún sigue tan ligada a él que parece imposible ver una sucesión mejor, Superman ahí es ese símbolo de esperanza que transmite tranquilidad, respeto y seguridad. Un estandarte imposible de tumbar y que sería amado y querido por todos. Siempre he dicho que adaptar al hombre de acero es una tarea complicada e intentar darle una perspectiva nueva y original me parece bien, es decir, las películas de Reeve son productos de su tiempo y ver esa inocencia en la actualidad quizás suena demasiado intenso o perfecto. Admiro el intento de Snyder de crear un estilo nuevo para Superman pero como siempre digo, no creo que Snyder comprenda a los personajes, más allá de crear una experiencia estética y visual, atractiva y sugerente, su película del hombre de acero se pasó todo su metraje bordeando la propia esencia del mismo. El comportamiento de Clark Kent a veces no tiene sentido respecto a sus acciones ni los personajes de su mundo. El hecho de que Superman matase a Zod en esta película tiraba por la borda toda señal de esperanza que podría representar el personaje en algún momento.
Pueden creerme cuando les digo que evitar el asesinato es algo que Superman lleva en la sangre, es realmente muy muy complicado que opte por esa vía, pues cuando parece que todo está perdido y es la única forma de finalizar un conflicto siempre encuentra la manera de darle un final distinto. Su continuación fue aún más distante, con un Batman VS Superman en la que el espectro de Kal-El es exageradamente difuso, el color de la película e incluso su traje son demasiado sombríos para lo que el hombre del mañana suele estilar. Terminando esta trilogía con ese corte de la Liga de la Justicia en la que Superman totalmente consumido por el traje negro aparece simplemente para dar golpes a diestro y siniestro con una ira desproporcionada.
Esta aparición del personaje de por si sola parece única e incluso diferente, un Superman alternativo que quizás mantiene su mira puesta en otros objetivos o aspiraciones. El problema está en que ello se suma a ese Superman de Injustice, consumido por la venganza decide atravesar el pecho del Joker con su puño liderando una facción de los héroes más propia a una dictadura militar que una facción liberadora. También tenemos el futuro videojuego de Suicide Squad: Kill The Justice League en el que el Superman maligno vuelve a aparecer, con esos ojos imbuidos en ira que no temen en lanzar su visión calorífica. Puedo continuar, el Superman de Red Son aunque de por si bien justificado no deja de ser otro vástago del control político, la censura y el control de la sociedad sin dejar de mencionar a Ultraman, una versión de Superman de otra tierra que no busca otra cosa más allá de poder y control.
El problema de ello, es que estas apariciones que curiosamente son todas relativamente recientes, envuelven al personaje en un aura que no le beneficia en nada, me encanta que exista la variedad y las diversas vertientes de los héroes, enriquecen el multiverso de DC, pero en este caso si que está haciendo cierto daño en el sentido de que mucha gente está olvidando, o simplemente aprendiendo una naturaleza del personaje que no corresponde a lo que dictaminó Jerry Siegel, John Byrne o Grant Morrison. El Superman de la línea convencional de DC no es alguien que disfrute la violencia, no es alguien que constantemente este luchando contra amenazas intergalácticas o destapando las sucias artimañas de Lex Luthor. Superman es más parecido a Spiderman de lo que podemos creer, en el hecho de ayudar a rescatar un gato de un árbol, ayudar a una anciana a atravesar la carretera, levantar un coche para salvar a alguien o simplemente apartar a un niño de un sitio peligroso y sonreírle acto seguido. Ese es Superman, el Kriptoniano capaz de dominar el mundo pero que prefiere quedarse a servirlo, el símbolo de esperanza que ilustra a héroes y a civiles, el hombre del mañana que siente que la humanidad vale la pena y que su obligación es cuidarla. Todo ello en base a la propia naturaleza empática del personaje y como no, a la educación más humilde posible, impartida por sus padres no biológicos Martha y Jonathan Kent.
Ojala podamos ver mucho más de este Superman en el futuro, pues si nos alejamos del cómic lo que más se acerca a esa naturaleza es la serie del CW Superman y Lois, y por supuesto el universo animado de DC. Sin mucho más que añadir espero que os haya gustado y nos vemos el próximo día!






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